En los tiempos de la comida
congelada, el estrés nos activa para que resistamos exigencias aún más
importantes. Demasiadas fechas, demasiadas horas extras, demasiadas
preocupaciones. Pocas horas de sueño, poco tiempo libre, pocas distracciones.
En estos casos, estamos viviendo más allá de nuestro nivel de energía.
¡A relajarse! |
Esto se
aguanta durante algunas semanas, durante algunos meses. Pero en algún momento
las fuerzas nos fallan, la tolerancia se debilita y el sistema inmunológico se
viene abajo. El cuerpo ya no responde. Si no le hacemos caso ahora, tomará
represalias con contracciones en los músculos de la espalda y de la nuca, dolor
de cabeza, cansancio, insomnio y taquicardias. Pero el estrés no sólo afecta al
cuerpo, también afecta al alma, a nuestras amistades a nuestra relación de pareja.