El masaje influye poderosamente en la persona que lo recibe.
Mejora la circulación, relaja los músculos, ayuda a la digestión, y por estimulación del sistema linfático, activa la eliminación de las sustancias de desecho del organismo.
Combinados estos logros directos con los beneficios psíquicos del sentirse objeto de atención y cuidado, originan al punto una maravillosa sensación de bienestar.
Se recomienda un masaje cuando exista fatiga física o psíquica ya que anima el cuerpo y el espíritu.
También es muy útil en casos de sedentarismo o cuando hay la reducción del tono muscular.